
Todavía respira el monte,
y nosotros respiramos...
que no nos duelan las espaldas,
son los bronquios de América los silban,
no las balas...
nosotros respiramos
a la luz de la centella,
a la humedad del encierro,
al dolor de la tortura,
al horror de la miseria... respiramos.
A tu orden!... respiramos, Comandante.
L U G U I
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