EL Comedor, según Silvina

Y finalmente el teléfono sonó después de tanto esperar...trajo noticias de las buenas, de esas que nos hacen reír, transpirar, enloquecernos.
Durante dos años el equipo siguió sin ocupar los históricos Jueves a la mañana, esperando que el comedor, (donde aprendimos a cantar fuerte, fuertísimo canciones de monstruos y canciones de amor), nos pidiera que sigamos divirtiéndonos con los chicos jugando a ser un poco duendes, un poco brujos, un poco sapo viajero.
Levantamos guitarra, bolsas de alfajores, crayones, felpas, témperas, cartulinas blancas y negras, Libros dificilísimos ,pinceles para empezar a escribir nuevas historias con los monitos de Juan, el mundo secreto de Marisol, los dibujos llenos de colores de Agustín, y unas cuantas pociones mágicas de los talleristas.